El pelaje largo del persa es, sin duda, la esencia de esta raza. Descuidar las atenciones de este excelente pelaje supone un sacrilegio, Si no cuidamos su capa a diario, está se enmarañará y le provocará grandes molestias. Se formarán nudos y bolas de pelo que evitarán la muda del pelo muerto. El pelaje se enmarañará con otros tipos de suciedad (hierba, palitos, heces e incluso comida). Por tanto, es importante que el aspirante a propietario de un persa acepte que el acicalado es algo crucial para esta raza. Nunca debería suponer una tarea pesada y carente de interés. Siempre será una delicia poder acicalar al gato sintiéndose el propietario muy orgullo de ello. El acicalado regular también permite examinar al gato de cerca para descartar la presencia de problemas, entre los que se incluyen la pulgas, los ácaros, pequeñas heridas, abrasiones, hinchazones y zonas carentes de pelo. El acicalado debería incluir la inspección de las orejas, los dientes y las uñas del gato.
Adquiera siempre los utensilios de la mejor calidad posible. Evite utilizar peines y cepillos baratos con púas de plástico, ya que crean electricidad estática. Esto dará como resultado un pelo lacio y crespo, que no constituye el mejor estado para el pelaje de esta raza.
Por último, si acostubra a su persa al cepillado cuando es un gatito, disfrutará con esta rutina cuando sea adulto. En pocas palabras: debe cepillar a su gato a diario.
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